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Cómo lograr que tu hijo te escuche

Sinceramente cuántas veces te has hecho esta pregunta: «Pero, ¿por qué mi hijo no me escucha?» y seguramente te habrás dado cuenta que esta interrogante es muy común en otros padres. Entonces, ¿qué podemos hacer para que nuestros hijos nos escuchen? Presta atención a los siguientes consejos:

1. Dejar de dar órdenes

Los padres tienden a hablar mucho. Un experto analizó el número de instrucciones («coge tu plato», «haz tu cama») que recibe un niño cada día y descubrió que la cifra ascendía a 200 instrucciones. ¿Cuántos de estos niños siguen realmente las órdenes? Alrededor del 25%. Por supuesto, el 25% no parece un buen porcentaje, pero en realidad significa que los niños siguen unas 50 instrucciones al día. No está mal, ¿verdad? Así que asegúrate de darles instrucciones solamente sobre lo que realmente es necesario.

2. Hablar con acciones

Es hora de hablar menos y actuar más. Si tus hijos no meten sus platos en el lavavajillas, por mucho que se lo digas, deja que se enfrenten a unos cuantos platos sucios y sin lavar durante los próximos días. Si no quieren guardar sus juguetes, no importa cuántas veces se lo digas, pon los juguetes en una caja y déjalos por un tiempo. Así entenderán inmediatamente que sus acciones tienen consecuencias.

3. Ser un modelo positivo

Los niños aprenden la mayor parte del mundo a través de la observación, y seamos sinceros, muchos de nosotros no sabemos escuchar. Claro que escuchamos lo que dicen los demás, pero al mismo tiempo miramos el móvil, tenemos los ojos en la carretera y quizá la cabeza en las nubes.

La escucha activa implica algo más que escuchar lo que se dice, se trata de aprender a buscar el significado -a menudo- oculto detrás de las palabras. Así que escucha atentamente a tus hijos y es muy probable que su pareja y sus hijos incorporen esta forma de comunicarse.

4. Dale a tus hijos amor, amor y más amor

A veces los niños no escuchan para enviarnos un mensaje. Quizás a su manera están diciendo: «No puedes hacer lo que quieras conmigo, estoy cansado de que me des instrucciones». Es el momento de devolverles la buena voluntad y demostrarles tu amor. Así que, aunque tengas ganas de gritarles, dales un abrazo.

Si has probado todo lo anterior y sigues sin resultados…

5. Baja el tono de tu voz

A medida que aumenta nuestro nivel de frustración, también lo hace el volumen de nuestras voces. De alguna manera, los niños pueden acabar sintiendo que les gritamos constantemente. Bajar el tono de la voz a un susurro es lo contrario de lo que esperan y puede llevar a un nuevo y sorprendente resultado. Además, cuando bajas el volumen de tu voz, los niños tienen que escucharte con más atención, lo que significa que conseguirás exactamente lo que quieres, que te presten atención.