Aspirar a que una relación con aquella persona que nos gusta perdure para toda la vida es un deseo que se manifiesta de forma constante. Es un anhelo basado y sostenido, muchas veces, por una imagen idílica preformada de las relaciones interpersonales. El romanticismo y la literatura clásica han fomentado cierta idea, un poco ingenua, sobre el significado de una relación sentimental madura.
Ha convertido así al vínculo amoroso en un mero cuadro exento de dramas, inmutable, estático y perpetuo. Sin embargo, poder convivir y perdurar en una relación sentimental es una tarea que implica un fuerte compromiso, sentido común, tolerancia y mucha fuerza de voluntad.
Algunas veces, el vínculo sentimental se rompe, ya sea por acuerdo mutuo o por voluntad propia de solo una de las partes. En ambas situaciones puede suceder que alguno de ellos aún guarde en su interior sentimientos profundos amorosos y los momentos posteriores al quiebre se vivan con mucha intensidad emocional.
El resultado de una separación puede sobrevenir en diferentes formas. Están aquellas parejas que logran reconocer el momento de decir adiós y no guardan en su interior mayores rencores, pero también existen aquellas parejas donde el nivel de tensión ha llegado tan lejos que culminan su trato con características de enemigos. No hay que perder de vista tampoco, las situaciones donde el adiós nunca ha llegado a ser formalizado porque suscitó en su lugar un abandono o una pérdida abrupta de contacto.
Dolor normal y dolor patológico
No podemos engañarnos, debemos aceptar que duele. El fin de una relación es una situación indeseable e incómoda que toca las fibras más sensibles de nuestro Ego. Algunas personas la interpretan como una especie de rechazo que sacude las bases más profundas de nuestra personalidad. Por este motivo, es totalmente normal sentir una mezcla de sentimientos acelerados que nos acechan (especialmente por las noches) hablando de soledad, tristeza, ira e impotencia.
Una persona sana tendrá que pasar efectivamente por todas las etapas del duelo. Posteriormente sobrevendrá una nueva etapa de recuperación emocional, la cual le permite superar tal situación con una nueva perspectiva más optimista de la vida.
No obstante, en algunas personas, el dolor provocado por la ruptura amorosa ingresa en un ciclo sin fin cuyas características la afectan de tal modo que no le permite sobrellevar su duelo de una manera efectiva. Los sentimientos de culpa, dolor, vergüenza, ansiedad e ira lo asaltan con frecuencia y la depresión consume su vitalidad diaria.
A partir de esta condición nuevas situaciones dañinas se suscitan casi como una cascada gracias a las decisiones impulsivas a las que se encuentran vulnerables. Hablamos entonces de un dolor patológico que requiere de un esfuerzo adicional por parte de la persona para atravesar las etapas del duelo de forma efectiva y romper así con el ciclo vicioso en el que se encuentra.
Qué cosas hacer para superar a tu Ex
No buscar una nueva relación para suplantar a otra persona
‘Un clavo no quita otro clavo’ dice la frase. Correr hacia los brazos de una nueva pareja con la idea de que esta situación te abrirá las puertas a una felicidad rápida y a un olvido exprés puede convertirse en tu propia dosis de veneno. Principalmente porque una pareja no se elige para olvidar a otra, dado que al hacer esto estamos rebajando a la otra persona a la mera forma de un objeto cuyo fin es ayudarnos a olvidar. Recuerda que la relación de pareja supone un acompañamiento mutuo para compartir la vida. Todo lo que se realice de manera interesada está condenada a fracasar y puedes dañarte interiormente aun cuando la pareja parezca funcionar.
Tómate un tiempo para recuperarte de manera sana y entender toda la mezcla de sensaciones y emociones que emergen en los momentos de dolor. Saltear pasos en el proceso de duelo trae aparejado una reinserción más conflictiva y dolorosa. Deja a su vez cabos sueltos que pueden aflorar en situaciones futuras.
Evitar la obsesión
La ruptura amorosa puede generar fuertes sensaciones de rechazo y obsesión. La negación a aceptar la pérdida del ser amado puede conllevar a las personas hacia la sumisión. Algunos individuos incluso pueden caer en la tentación de revisar las redes sociales en forma constante, revisar estados de última conexión, forzar encuentros para que parezcan casuales, realizar llamadas o incluso enviar mensajes. Este tipo de situaciones suele empeorar el estado emocional de la persona, la cual se envuelve en un mundo de conjeturas y a su vez envía un mensaje de auto-humillación y falta de amor propio a su entorno.
La reacción más sana en estos casos será disminuir el contacto a cero. Intenta no seguir sus pasos en las redes sociales, tómate un tiempo en ausencia total de su presencia física y visual. En los casos donde no sea posible evitar el contacto, ya sea porque trabajan en un mismo lugar o porque de alguna manera sus caminos se cruzan, entonces la opción más cercana será disminuir al mínimo posible la interacción.
Poner el foco de atención en nuestra persona
Si estuvieras en una situación hipotética donde tu mejor amiga o amigo se encuentra adolorido por un problema amoroso tu reacción para con él o ella, probablemente, sea de comprensión y apoyo. En este punto entonces deberemos considerar tomar el ejemplo y convertirnos en nuestros propios mejores amigos. No recurras en ahondar pensamientos negativos de culpas, críticas dolorosas y negaciones. Escucha música que te agrade y que sea relajante pero intenta evitar aquellas letras depresivas sobre el desamor. Trátate como tratarías a tu mejor amigo en una situación similar.
Desahoga lo que quieras desahogar, escúchate y anímate. Coloca el foco de atención en tu propia persona. Interésate por darte algunos mimos y permitirte ciertas cosas que te gusten. Tomate un tiempo para estar contigo mismo, pero que a su vez, el mismo no sea excesivo. Tres días, más o menos, parece ser un tiempo ideal para el descanso.
No dejes que el rechazo te defina y ocúpate de ti
El fin de una relación amorosa o el rechazo de un ser amado son situaciones que le suceden a todo el mundo. No permitas que este evento defina tu vida, tu personalidad o tu persona. Reconoce el valor interno que llevas en ti y luego de tomarte un tiempo vuelve a enfocarte en tus actividades.
Este será un excelente momento para comenzar a hacer tu propio trabajo personal y comenzar a amar tu propia persona. Realiza aquellas actividades que te sumen experiencias positivas en tu vida. Puedes entonces comenzar a realizar algún curso que te interese, leer un libro que te guste, realizar ejercicio, establecer nuevas metas, ampliar tu círculo social, rodearte de personas que te quieran, aprender un idioma, planificar algún viaje. Las opciones son muy variadas y para todos los gustos y bolsillos. Pues, la idea principal de todo esto es que puedas vivir la vida que mereces sin co-depender de la aceptación de otro.
Amate a ti mismo o misma
Sin caer en el egocentrismo o la vanidad, esto hará que brilles por cuenta propia. Te dará felicidad auténtica que posteriormente podrás compartir con alguien nuevo. Pero no dejes de tener en claro, que el hecho de que alguien llegue para compartir la vida no es el fin primero de todo este proceso, sino algo que se da de manera espontánea y casi sin darnos cuenta.
Por último, reflexiona si de verdad estás pasando por un dolor amoroso o si más bien lo que duele es el Ego herido causado porque nos hayan abandonado. Hay una gran diferencia entre reconocer si aún amábamos a la persona que se fue o si nuestra molestia se basa más en una cuestión de orgullo personal.